VENTA, ESTADO DE ÁNIMO Y SENTIDO DEL HUMOR
Vender facilita tomar conciencia de que además de la Meta está el Camino y con ello, aprender a disfrutar del momento.
En los años que llevo colaborando con Empresas/Clientes en la Formación y Desarrollo de sus Equipos Comerciales, he tenido ocasión de tratar y conocer a miles de Vendedores.
Los de mayor éxito son positivamente disruptivos y poseen un séptimo sentido emocionalmente muy útil que rara vez se cita.
Saben filtrar las situaciones incómodas a través del buen humor.
En un taller reciente con Vendedores-Técnicos de una Compañía del Sector Químico, una parte del trabajo trans-formativo marcaba en su desarrollo base, que cada uno refiriera el pasaje de algún libro.
Un relato que les hubiera hecho sonreír abiertamente sobre el hecho de sacar partido a una situación aparentemente fastidiosa. Cito uno de ellos:
El libro es “Las aventuras de Tom Swayer” (1.876) de Marck Twain y el pasaje discurre más o menos así:
“Tom ( 12 años), había recibido un nuevo encargo de su tía Sally, con la que convivía.
El domingo, mientras toda su pandilla iba a bañarse al río ( Mississippi), él tendría que quedarse pintando la valla que rodeaba la casa familiar. No podría ir a darse un chapuzón hasta que acabase la tarea. Tenía para todo el día. ¡Un fastidio!
Pero si algo caracterizaba a Tom era su capacidad de dar la vuelta a las situaciones negativas.
Pensaba en cómo conseguir cumplir con su tía Sally, poder ir al río y, al tiempo, conseguir que sus amigos participaran y disfrutasen de todo esto. Y él con ellos.
Esperó a que, a la vuelta de la Iglesia, pasaran por delante de él, camino del río. En cuanto los vio acercarse, puso su cara más alegre y empezó a silbar una cancioncilla mientras pintaba animosamente.
La pandilla, en lugar de reírse de él por estar atrapado en esa tarea y ante su actitud feliz, le preguntaron por qué estaba tan contento.
Tom, sin cortarse un pelo, indicó que tía Sally le había permitido pintar la valla por su buen comportamiento . ¡Y podía estar el tiempo que quisiera!.
Los niños le pidieron por favor que les dejara jugar a ellos también.
Tom se hizo al principio el remolón, aunque luego asignó a cada niño un sector para pintar, mientras él coordinaba la operación.
Entre toda la cuadrilla, terminaron en un santiamén y luego todos, encabezados por Tom, manchados de pintura hasta las cejas, contentos y felices fueron a bañarse al río a pasar un maravilloso domingo juntos.”
Resiliencia pura. Y eso se aprende, se entrena y se practica.
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